Columna Revista

Aprendiendo de otros: Sobre Jerry Whitus

Por Rebecca Bowman

Hay a quienes leemos para simplemente disfrutar sus textos, a quienes leemos otra vez para envidiar su habilidad y otros más que leemos con asiduidad una y otra vez porque sabemos que de ellos vamos a aprender a escribir mejor. Entre estos últimos se encuentra un escritor norteamericano, Jerry Whitus, y aunque los relatos reunidos en The Innocent and Others (Steven Austin University Press, 2024) todavía no se han traducido al español quisiera compartir algunas lecciones que este escritor me ha dado al leer nuevamente su narrativa.

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La importancia del lugar

Jerry escribe de una zona de Tejas, los Piney Woods, muy diferente del resto del estado en su paisaje, su historia, y sus costumbres. Son de notarse las técnicas que usa para ubicarnos en esa región: su evocación de la naturaleza, los pueblitos consistentes en una gasolinera y un restaurante medio abandonado, el conocimiento del terreno particular y de la manera de vivir de las personas de esa región, incluyendo su cocina, la manera de vestirse y la arquitectura del área. En estas páginas nos topamos con el caparazón de un armadillo descompuesto, con las agujitas de escarcha que se forman en un barranco, con descripciones expertas de los distintos cultivos de la región; pero estos detalles se mezclan tan bien con la acción que el argumento del relato nunca se pierde. Con un gesto Whitus descubre toda una cultura; con la inclusión de un elemento como un bottle tree o el acto de desvainar chícharos en el porche de una casa nos recuerda toda la literatura sureña.

Un lenguaje cuidado

He aquí siempre la palabra hallada, precisa, y tantas veces lo que parece un idioma transparente y natural se vuelve, aparte, sublime por un adjetivo inesperado y exacto. El registro del lenguaje de Whitus es a veces elevado, pero jamás se siente ni ostentoso ni falso y al mismo tiempo es el habla de las personas de esa región.

Tanto, tanto se ha dicho de no usar un adjetivo al menos que sea necesario que se nos olvida la importancia de un sustantivo bien escogido. Whitus no usa palabras generales como tree, grass, bushes, sino cedar, gum tree, chinquapin, cottonwood, tupelo y cypress trees y los nombres de las plantas específicas a la zona como gallberry, cherry laurel, y sassafras.  

El uso de dialecto

Con suma eficacia en su uso de dialecto, Whitus logra no solo definir la región de donde es el personaje sino su clase social, su nivel de educación, su edad. Pero es tan leve esta técnica que la persona oriunda de otro lugar puede leer el relato con fluidez. No es el relato recargado de dichos ni de una ortografía rara que intenta reflejar los sonidos particulares al dialecto sino un texto que incluye algunas pocas construcciones que al leerlas ya sabe uno cómo aquellas personas pronuncian su idioma. Es escribir el dialecto con una ortografía convencional pero que por la sintaxis de la oración da a entender la pronunciación del personaje. Los lectores terminan viendo a ese dialecto con naturalidad, no como bicho raro, sino como si fuera el dialecto perteneciente al centro del mundo. El eje cultural está en su comunidad. Es no descentralizar a sus personajes sino hacer de lo regional lo universal. 

El uso de arquetipos

Whitus sabe muy bien cómo ciertos argumentos y ciertas figuras retumban en nuestro cerebro y aumentan el poder del relato. Es casi jungiana en sus arquetipos, en escribir una historia verosímil, actual, pero que tenga comoquiera un dejo de cuento de hadas. Hay jóvenes perdiéndose en un bosque hasta toparse con una casa en donde reside una anciana, lo que recuerda a “Hansel y Gretel”; un animal casi mágico que actúa como una persona, un hombre que parece un gnomo, esperando a unos extraños sin que ellos lo conozcan, como lo hizo la anciana en “El yesquero” de Hans Christian Andersen. Lo de estar perdido en un bosque aparece en dos cuentos, en otro hay una casi orfandad, en otro una bruja que puede afectar el futuro. Leemos los cuentos conscientes de las normas que rigen en los de hadas: el posible castigo, el peligro, el reto y la recompensa.

El respeto

Los personajes no son acartonados y se les trata con gran respeto. Aun en un cuento cómico cada uno tiene una historia completa, y se le trata con dignidad. Y es tan hábil Whitus que puede crear en el lector una especie de cariño hacia un personaje para luego permitir que el mismo personaje actúe de una manera horrenda.

La observación aguda

Whitus, por ejemplo, en el cuento “Edith’s Goats” habla de una mujer que cuida una manada de cabras, y lo que más se nota es que Whitus sí sabe cómo se comportan estos animales y cómo interactuaría una persona con ellos. Este nivel de observación se nota en relato tras relato, aumentando tanto la verosimilitud de los cuentos como su interés.

Economía y paciencia

Whitus nos cuenta los hechos del relato con un ritmo que jamás fastidia. Hay pausas, brincos, pero no es el ritmo atrabancado de muchos escritores contemporáneos. Y no hay escena que no haga falta. Describe con detalles ciertas escenas sin preocuparse por aburrirnos y estos detalles mismos hacen más llamativos sus cuentos.

Escoger bien el punto de vista del narrador  

Whitus varía los narradores en sus cuentos; hay narradores omniscientes y otros en primera persona, y se siente que en cada caso eligió correctamente. Hay distancia entre el narrador y lo narrado cuando es necesario y los dos están muy pegados cuando importa mucho que así sea, cuando queremos sentir la emoción de un observador no objetivo, de alguien involucrado en los hechos. Eso permite que haya unos cuentos de sorprendente violencia en los que no se siente que el narrador emita un juicio y que en otros podamos sentir intensamente el pathos del momento porque el narrador sí tiene sus propias emociones al respecto.

La elección del material

Un maestro de taller literario, Antonio Delgado, me enseñó cómo lograba Henry James incluir en cada cuento un momento crítico, uno de esos momentos culminantes en la vida que determinan si uno va a ser de una manera u otra. La mayor parte de los relatos en The Innocent and Others contiene estos momentos, momentos que hacen que uno se pregunte si es o no inocente, si lo que hace está bien o mal. Pero Whitus deja al lector decidir por sí solo cuál es la respuesta, si es que la hay. Además, los relatos incluyen paralelismos sin recalcar en ellos, dejando que el lector los descubra. Estas repeticiones sutiles de elementos parecidos nos hacen más conscientes de los temas que incluye. Por ejemplo, en el cuento con los chivos. 

La perspicacia

Esparcido por el libro hay dichos y frases que revelan gran sabiduría. Traduzco aquí a manera de ejemplo uno de tantos: “Toda esos Davis son arrogantes y eso es el peor tipo de tonto.”  Whitus es un escritor ya avanzado en edad y sentimos que nos comparte lo que el tiempo le ha enseñado.

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Podría seguir apuntando elemento tras elemento que hallo en su libro y que comprueban que Whitus es un verdadero maestro de la narrativa. Ojalá fueran estos textos fáciles de traducir, pero mientras no se traduzcan espero que, si hay manera de que los lean en su idioma original, lo hagan.

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